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La búsqueda de un determinado bien

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La búsqueda de un determinado bien

La persona se dispersa a través de la búsqueda de un determinado bien y la huida de un determinado mal, según su valoración de lo que es bueno o malo en relación con ella misma. «Se dispersa» significa que no es suficientemente consciente o sensible al potencial de vida que se encuentra detrás de todo movimiento, sentimiento u observación. Ese potencial de vida se está manifestando en nuestra vivencia personal de tres maneras diferentes: como actividad, movimiento, acción; como sentir, sensación; y como comprensión, entendimiento, visión. Debido a esa especie de hipnosis por la cual el ser humano está constantemente huyendo de unas cosas y buscando otras, la persona no podrá vivir con plenitud ese potencial de vida, y seguramente experimentará una mayor demanda en alguno de sus tres aspectos.

Es bueno empezar a mirar este tema, ya que el hecho de mirarlo y reconocerlo es la vía para reconducirlo y poderlo desarrollar desde el punto de vista personal, humano. Para ello, es conveniente hacerse preguntas como las que se proponen a continuación.

En el aspecto de la energía, ¿dónde tenemos más debilidad como personas? En el momento en que hay que hacer cosas, ¿tenemos necesidad de que nos las hagan, de que nos pongan en marcha la acción, el trabajo, el movimiento? ¿Necesitamos muletas en este terreno? ¿Hay una vivencia de impotencia en algún nivel? ¿Necesito reafirmar que soy fuerte? ¿Hay una falta de reconocimiento y una vivencia de prepotencia, que esconde la impotencia?

En el ámbito del sentir, el de la plenitud del sentimiento de gozo, de vida, ¿nos encontramos solos y desvalidos? ¿Necesitamos excesivamente el apoyo, el ánimo o la compañía de alguien? ¿Nos falta una capacidad de expresión afectiva, de decir «te amo»? ¿Me cuesta expresar lo que siento, el amor que vivo? En el gozo, en el sentir del vivir, ¿necesito más muletas?

¿O necesito más muletas en el comprender, en el entender, en tener claridad en el asunto? ¿Necesito ayuda para comprender, tomar decisiones o tener las cosas claras? ¿Necesito apoyarme en creencias? ¿Necesito seguir los consejos de los demás, que los otros me digan lo que ellos harían o cómo lo harían? ¿Me cuesta entender y comprender bien las cosas?

Existe la posibilidad de que, en apariencia, no necesite muletas y que parezca vivir plenamente ese aspecto del potencial. Por ejemplo, puede haber un orgullo excesivo por el que quiero aparentar que lo sé todo, pero, al mirarlo, puedo descubrir un fondo psicológico de duda. O bien aparentemente puedo ser muy expresivo en cuanto a la afectividad, pero en realidad estoy usando esta expresividad como estrategia para sentirme acompañado. Puede parecer que tenga mucha fuerza, pero en realidad la estoy usando para ocultar la impotencia que vivo psicológicamente. Y se trata de reconocerlo.

Para ello, puedo sentarme, cerrar los párpados, relajarme y formularme todas las preguntas anteriores, respondiéndolas con sinceridad, para tratar de ver cuál de estos tres aspectos tengo menos desarrollado. Esta práctica comporta un trabajo doble: por un lado, ejercitar mi sinceridad puesta en la observación de mi vida personal, con un verdadero interés por descubrir cómo vivo realmente estos principios básicos; por otro, vivir ese fondo de vida constante, directo. Y lo que ayuda a vivir ese fondo o potencial de vida es la sinceridad, el ser muy consciente de lo que se está viviendo ahora mismo, sin huir de nada ni rechazar nada, a partir de la sencilla y constante sensación de la respiración, del cuerpo, de un sonido, de la percepción de la sala, de la posición corporal ahora, de las personas que están presentes… Estar abierto a lo que es ahora mismo verdadero, directo, real, vivo. En el momento en que me abro a las cosas que suceden ahora, surge una vivencia de ese fondo, que es el potencial de todo lo que voy a poder sentir.

Ese fondo es también el potencial de toda situación que, a través de las interpretaciones personales, hace vivir una serie de emociones que podríamos considerar negativas: crispación, duda, tristeza, ira, apatía, etc. La base de toda la intensidad negativa que pueda vivir a partir de mis interpretaciones de la realidad es esa fuerza base, ese fondo que hemos vivido. Por lo tanto, podemos regresar siempre que queramos y seamos conscientes de ello a esa fuerza primordial, a ese potencial que comprende los tres campos: energía, conciencia y armonía. Solo requiere estar presente y reconocerse.

Cuando están funcionando las ideas de la identificación, que continuamente etiquetan las experiencias como «buenas» o «malas», la persona vive como hipnotizada buscando una serie de vivencias, y buscando en el movimiento exterior la solución a su falta de desarrollo en algún aspecto del potencial. Esta especie de hipnosis es un mecanismo automático del que la persona no es consciente, que escapa de su control y que confiere una gran fuerza a la búsqueda compulsiva de vivir unas determinadas experiencias.

La persona lo vive con gran intensidad, de forma que es lo único real para ella, porque ha perdido la capacidad de vivir la fuerza que está detrás de toda experiencia. Cuando tengo la capacidad de vivir la fuerza que se encuentra detrás, eso lo vivo en una segunda escala, y en el momento en que puedo regresar al fondo, se hace pasajero. No hay huida ni ataque, sino una vivencia real de lo que Es, al igual que el momento en que empiezo a observar la respiración, la sensación del cuerpo, y todo remite a ese fondo común.

Ese fondo común que es presencia, verdadera fuerza y potencia. «Potencia» quiere decir que no está actualizada o manifestada con la forma o con la cosa. A través de la personalidad, que actúa como filtro, se manifiesta como una demanda de plenitud. El filtro, las ideas de la identificación, impiden ver que la plenitud ya está detrás de esa demanda de plenitud. Es como si tuviera sed y teniendo una botella de agua en la mano anduviera de un lado a otro buscando agua.

Hay una realidad evidente que no reconozco a nivel personal y hace que viva la ira, la tristeza, la apatía, la duda, etc., como la única realidad. Al no reconocer conscientemente que hay un fondo base de esa realidad, que es plenitud, esta se proyecta como la búsqueda de experiencias compensatorias a la falta de desarrollo que estoy viviendo como mi única realidad. Y esta compensación es diferente también en función del aspecto del potencial en el cual vivo una mayor demanda. La impotencia, la falta de desarrollo en el aspecto de la energía, se compensa con la prepotencia, la necesidad de demostrar lo fuerte y capaz que soy. En el aspecto de la comprensión, aparece el orgullo, la búsqueda compulsiva de saber más que el otro. Y, en el caso de la vanidad, la compensación es la estrategia para sentirme querido.

Todo ello solo son compensaciones momentáneas, que duran muy poco y que enseguida me dejan de nuevo vacío. Lo único que me puede hacer sentir pleno es vivir detrás de toda compensación psicológica, vivir en ese fondo que es la presencia de vida ahora. Se puede expresar mucha energía o mucha combinación de información, pero sin perder lo fundamental, sin que la proyección personal nos haga perder la conciencia de ello. Ese es el trabajo.

Vivir desde el fondo no es reprimir nuestra personalidad, sino volver a ese potencial a través de la atención y la aceptación de lo que hay. Una vez ahí, ya no se trata de una teoría filosófica, ni tampoco de una proyección psicológica en relación con mi demanda, sino que es una vivencia realista en la que hay una evidencia de lo que es el sentir, el ver y la fuerza: la vida ahora.

Esta vivencia sucede muchas veces de forma automática cuando estoy disfrutando intensamente de una experiencia o cuando me interesa mucho una actividad. Cuando algo me gusta mucho, me abro del todo a ello, aunque sea también porque, como consecuencia de una proyección psicológica, espero recibir mucho de esa experiencia. La actividad o experiencia puede ser muy variada: estar con una determinada persona, estar realizando un trabajo concreto, estar subiendo una montaña, saborear una comida, mantener una relación sexual, hablar con mis hijos… En esa actividad o experiencia yo me siento más vivo, más pleno, como si estuviera viviendo con mayor intensidad.

Esa intensidad es la que debo aprender a vivir en cada momento, y no por lo que estoy haciendo o la experiencia de la que estoy disfrutando, esa es la equivocación. La experiencia es correcta, pero la plenitud o la intensidad de realidad que vivo a través de ella es la potencia de vida ahora. Cuando he estado muy atento a algo que me ha interesado mucho, o me he sentido muy satisfecho con la compañía de alguien y me he reído mucho, o bien he hablado de un tema que conozco muy bien y me he sentido realizado, la fuerza de ese momento la puedo estar viviendo ahora. Ese es el trabajo que debemos llevar a cabo.

El trabajo de centrarse es centrarse en esa fuerza siendo la Realidad. Centrarse en la Realidad y la Verdad de la vida. Ser la Realidad y la Verdad de la vida, de cada cosa; lo que Es, desde lo que Es. Porque desde lo que Es vivo simultáneamente la fuerza interna del potencial de la vida, donde todo aparece y desaparece. En el momento en que me despierto, por la mañana, Es la presencia y la presenciación. El hábito de la hipnosis me lleva a estar despistado, de tal manera que puede aparecer la tristeza, la melancolía o la angustia inmediatamente. Y la forma de ir diluyéndolo es a partir de la observación, aceptando y situándome en esa potencia. No hay otra manera, lo afirmo por evidencia y por vivencia.

No hay cosas interesantes. Cuando empiezo a percibirlo, el interés lo encuentro en estar en el estado de interés. El estado de interés es la potencia. Y entonces, cuando se come, se come; cuando se comprende, se comprende; cuando se respira, se respira; cuando se habla, se habla. Ya no hablo para quedar bien, ya no sigo una estrategia para conseguir un objetivo, sino que el hecho de hablar consiste en expresar gustosamente lo que veo y lo que siento. Cuando vivo la potencia, ya me he separado de las diferentes estrategias del prepotente, el orgulloso y el vanidoso. Entonces, disfruto en la acción, en la vida, ahora. Expreso lo que siento y lo que veo, y miro lo que Es.

Debido al despiste, a la hipnosis de las ideas, a las interpretaciones de mí y de la vida, tenemos que centrarnos. Debemos realizar una limpieza de interpretaciones de mí y de la vida, lo cual no es solamente una explicación, sino una experimentación viva, ahora mismo.

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