Cuando percibimos la experiencia de la vida no nos damos cuenta de la argumentación interpretada que ponemos a esa percepción viva. La respuesta que surge automática viene dada por unos patrones iniciales de interpretación que están intrínsecamente ligados con las ideas que se han forjado de nosotros mismos y en relación de los educadores directos que hemos tenido (la convivencia humana). No podemos transformar o quitar nuestra interpretación de las cosas si no transformamos o quitamos las ideas o interpretaciones que tenemos de nosotros mismos y de la realidad.
Es habitual, si se tiene sensibilidad de percepción, observar que una gran acumulación de información ( conocimientos varios) si no son mirados desde un estado trascendente a las ideas y a las emociones, en una visión directa, la interpretación errónea surge automáticamente. Y no nos damos cuenta, tomando como verdad lo que muchas veces no lo es. Por eso no debemos de quedar atrapados en una exposición aparentemente elocuente de la información en general y en especial de la información espiritual.
Lo verdaderamente importante para el buscador de la verdad es situarse y ser lo que la verdad es, vivir la vida lo más directa posible sin ideas de saber ni de no saber, en un estado ingenuo y abierto para ver lo que es. Deberíamos darle importancia a lo real, a lo central, y no dejarnos hipnotizar por cualquier filosofía religión o moral. Esto puede ser desde lo personal muy difícil porque vivimos a partir de una idea de nosotros falsa, llena de complejos, emociones y acciones en un mundo ilusorio de sufrimientos psicológicos, por eso la importancia ha de estar en una mirada limpia, directa y sencilla, y no confundir eso con una búsqueda de ideales y beneficios personales. Todos los conocimientos y todas las funcionalidades cerebrales terminan en nada, en vacio, en cero.
Cuando tomamos esa firme decisión de realización hemos de saber que la mayor parte de grupos sociales funcionan con normas y creencias ciegas que pueden estimular mucho a la persona, pero que lo mismo que estimulan después defraudan, deprimen, entristecen…
Por eso el trabajo no está en acumular cosas o conocimientos, ni emociones más o menos gratificantes, sino en ser aquí y ahora lo más simple y puro. Las funcionalidades cerebrales y los conocimientos deberían de usarse en su.
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